viernes, 8 de junio de 2012

Los Descubrimientos Geográficos de los Siglos XV y XVI

LOS DESCUBRIMIENTOS GEOGRAFICOS DE LOS SIGLOS XV Y XVI.

Corresponde a una serie de exploraciones geográficas realizadas al comienzo de la Edad Moderna, que debido a causas económicas, ideológicas y técnicas impulsaron a los europeos a descubrir rutas marítimas y territorios distantes de su entorno, que fueron llevadas a cabo durante los siglos XV y XVI especialmente por portugueses y españoles.

ANTECEDENTES
Entre los siglos XII y XIV, después de las Cruzadas, la cristiandad vivió grandes cambios: renacieron las ciudades y el comercio creció, Europa tomó contacto con las tierras próximas de Asia y descubrió sus productos y riqueza, las especias que por ahí llegaban, los perfumes, los tejidos de seda, el papel o las alfombras. Frente a la pobreza europea, Asia tenía mucho que ofrecer, y algunas ciudades comerciales de Italia, como Venecia, Génova, Florencia o Pisa empezaron a prosperar y a aumentar sus flotas.
El europeo, que ignoraba casi todo de Asia, se fue acostumbrando, desde el siglo XII, a productos que llegaba de allí y era cada vez más estimado: las especias.
Éstas servían para condimentar alimentos y hacer más comestibles algunos platos mal conservados. En un recetario de cocina de la época no faltaban pimienta, jengibre, menta, nuez moscada, salvia, perejil, comino, azafrán, clavo o anís. También se utilizaban para fermentar algunas bebidas caseras. Por último, la medicina elaboraba numerosos brebajes con estos productos. A partir del siglo XIII, el comercio de especias estaba ya perfectamente organizado. La mayor parte de ellas, las más selectas y apreciadas, procedían del Extremo Oriente (archipiélago de la Sonda, actual Indonesia). A través de rutas transasiáticas terrestres (de la seda) y marítimas (del Indico), perfectamente organizadas, llegaban las especias al Mediterráneo oriental (Tana, Trebisonda, Constantinopla, Alejandría), donde fueron levantando sus factorías los mercaderes europeos, que las recogían para distribuirlas en el mundo cristiano Así fue como las ciudades italianas se introdujeron en el comercio con Oriente y, una vez que lo controlaron, evitaron a toda costa que nadie les hiciese competencia. Incluso, cuando los intereses y monopolios de Venecia, Génova, Pisa, Florencia, Nápoles, Sicilia, etc., podían amenazarse entre sí, llegaba el enfrentamiento, seguido de la caída de una y el ascenso comercial de otra que se adueñaba de los mercados de la vencida. este dependía de una sola ruta; por esto convenía encontrar un camino nuevo para llegar a la India.


FACTORES ORIGINANTES:

FACTOR POLÍTICO HISTÓRICO: La caída de Constantinopla en poder de los turcos Otomanos, en 1453, y la dominación de Egipto (Alejandría) poco después, interrumpe las rutas comerciales de los mercaderes italianos por el Mar Mediterráneo y el Medio Oriente imposibilitando los contactos entre europeos y asiáticos demostrando la vulnerabilidad del comercio cristiano cuando intentaban cruzar el Mar Mediterráneo.

FACTOR SOCIO POLÍTICO: La nobleza, fuerte y rica, participó en actividades marítimas sin considerarlas deshonrosas. Los reyes hicieron pronto suya la inquietud por el mar: protegieron la construcción naval, apoyaron la creación de astilleros y concedieron fueros y privilegios a las ciudades del litoral, es que no podía ser de otra forma, la imposibilidad de ocupar rutas marítimas por el Mediterráneo, no dejaba otra opción que la de utilizar el Océano Atlántico para tales fines, situación que dejaba en inmejorable ventaja a aquellas naciones ubicadas estratégicamente frente a este Océano como ocurre con España y Portugal. De esta manera, fue creciendo el potencial naval y su utilidad, tanto en la paz como en la guerra.

FACTOR TECNOLÓGICO: Para adentrarse en el océano y practicar una navegación por Océanos con ciertas garantías, fue muy conveniente poder disponer, en primer lugar, de una embarcación resistente al oleaje, fuerte y bravo, del Atlántico, ya que ni servían las galeras movidas a remo, de bajo bordo y excesiva tripulación; la solución ideal sería la carabela. En segundo lugar, se hizo necesario estudiar y conocer las condiciones físicas del mar, los vientos y corrientes que reinaban en cada lugar para aprovecharlos al máximo y marcar las rutas más favorables. Por último, resultó imprescindible manejar todo tipo de instrumentos que ayudasen a orientarse en medio del ancho mar, localizar con la máxima precisión las tierras que se iban descubriendo y asegurar el regreso a los puertos de origen.
La carabela nació, y empezaron a navegar hacia 1440. La primera innovación que presenta es que se trataba de un velero largo, de ahí su velocidad y manejabilidad. Tenía una proporción entre eslora (longitud de la nave sobre la principal cubierta) y manga (anchura mayor de un barco) de 3,3 a 3,8. Su casco era muy resistente y apto para la violencia del Océano. Una segunda característica se refiere al velamen. Lo desarrolló mucho: aumentó los mástiles y empleaba indistintamente la vela cuadrada y triangular o latina, con lo que ganó fuerza motriz y capacidad de maniobra. Desde que se inventó la carabela, las únicas innovaciones hechas durante casi trescientos años se refieren sólo al perfeccionamiento del velamen. Fue lo más rápido que surcó las grandes rutas y únicamente quedó desplazada por la llegada del vapor. La capacidad de carga variaba bastante. Las más utilizadas durante los siglos XV y XVI oscilaban entre 60 y 100 toneladas. Entre 15 y 30 tripulantes eran suficientes para gobernar el barco, y algunos más si iban en misión de descubierta.
Todo piloto que se lanzara a expediciones mar adentro, solía ocuparse de que no faltaran en su barco algunos instrumentos como la brújula marina, consistente en una aguja magnética depositada en una pequeña caja que flotaba sobre el agua y volvía siempre su punta hacia el norte. También solía utilizar el cuadrante común, para obtener la latitud. Menos frecuente era el uso del astrolabio y la ballestilla, también para la latitud. Tablas y almanaques, la sonda y la ampolleta o reloj de arena tampoco faltaban. Con esto y un sentido especial de la orientación, estos hombres surcaron los mares con bastante seguridad y éxito.
EMPRESA DESCUBRIDORA PORTUGUESA

Con ENRIQUE EL NAVEGANTE, los portugueses habían comenzado sus exploraciones por las costas africanas, este rey portugués, era hijo de Juan I de Portugal y de Felipa de Lancaster, hermana de Enrique IV de Inglaterra. Alentó las empresas de exploración geográfica acometidas por los portugueses en el siglo XV. Muy joven, participó con sus hermanos Duarte y Pedro en una expedición lusa por las costas de África septentrional, que terminó con la conquista de la ciudad de Ceuta (1415). Al año siguiente, envió a Gonzalo Velho a explorar la costa occidental de África, y cuando éste regresó, encargó a Alfonso Beldaya otro viaje a lo largo de la misma costa. En el intervalo fundó en Sagres una escuela de náutica, con el propósito de adiestrar capitanes y tripulaciones portuguesas con miras a empresas de exploración marítima. Sus objetivos en tal sentido fueron fundamentalmente dos: la recuperación de las tierras africanas al sur de las Canarias y la búsqueda de un camino a la India a través de los océanos Atlántico e Indico. Dentro de las empresas que llevó a cabo, hay que citar el descubrimiento de la isla de Madeira (1418), por Juan González Zarco y Tristán Vaz Texeira; la exploración de las Azores, de 1432 a 1457, y la conquista de Cabo Bojador (1434), Río de Oro (1436), isla de Arguin (1443), Senegal (1445) y golfo de Guinea (1460).
Otro importante monarca en el proceso de los Descubrimientos Geográficos portugueses fue Juan II Rey de Portugal en 1481, a la muerte de su padre Alfonso V. Sometió la aristocracia al poder real tras duras luchas. Intentó la alianza con Castilla por medio del matrimonio de su hijo Alfonso con la infanta Isabel, futura reina de Castilla, pero la muerte de aquél impidió su realización. Durante su reinado prosiguió la expansión colonial portuguesa y se concertó el tratado de Tordesillas con Castilla (1494), en el que se fijaron los límites de los dominios de ambos reinos en ultramar.


ALGUNOS IMPORTANTES NAVEGANTES PORTUGUESES:

Bartolomé Días: ( 1450-1500), navegante portugués. Fue el primero que bordeó el cabo de Buena Esperanza, en África. En 1481 capitaneó una de las naves de la flotilla que el rey Juan II de Portugal envió a la Costa de Oro africana. Cinco años más tarde, el rey lo puso al frente de una expedición para explorar la costa occidental de África, que se organizó siguiendo la experiencia de la que en 1482 Diogo Cam realizó y que llegó hasta un punto muy al sur cercano a la bahía Walvis. Dias zarpó de Lisboa en agosto de 1487 y en febrero de 1488 bordeó el extremo meridional del continente africano hasta el estuario del río que más tarde sería conocido como Great Fish. Esto supuso la apertura de una ruta marítima entre Europa y el Lejano Oriente que los comerciantes y políticos europeos consideraron esencial para la prosperidad de Europa. Vasco da Gama fue el primero en conseguir completar la ruta hasta la India, ruta que no era posible realizar sin bordear el cabo de Buena Esperanza. De esta forma se completó el proyecto que había comenzado con Enrique el Navegante a comienzos del siglo XV.
En su viaje de regreso, hizo escala en las mesetas del extremo sureste de África, que llamó cabo Tormentoso, o cabo de las Tormentas, y que más tarde el rey Juan II de Portugal llamó cabo da Bõa Esperança, o cabo de Buena Esperanza. Dias exploró en total 2.030 km de litoral africano desconocido hasta entonces. En diciembre de 1488 volvió a Lisboa. En 1500 navegó en una expedición bajo el mando del también navegante portugués Pedro Álvares Cabral a tierras de Brasil. Poco después pereció en una tormenta, precisamente en el cabo de Buena Esperanza.

Vasco de Gama: Navegante portugués. A raíz de la muerte de su padre, Esteban da Gama, fue puesto al frente de una expedición que, por orden de Juan II, debía ir a la India bordeando las costas de África. Sin embargo, la expedición partió diez años más tarde, el 8 de julio de 1497, durante el reinado de Manuel el Afortunado, con una dotación de cuatro navíos y 200 hombres. Durante la travesía Vasco de Gama se convirtió en el primer europeo que dobló el cabo de Buena Esperanza, arribando el 1 de mayo de 1498 a Mozambique, y posteriormente a Melindo, donde el sultán le proporcionó un guía árabe que le condujo a la India, a donde llegó en mayo de 1498, después de más de diez meses de navegación. En la India consiguió firmar un tratado comercial con el príncipe Zamorín que abrió a los portugueses la posibilidad de monopolizar el comercio de especias, por lo que, de vuelta a su país, Vasco de Gama fue nombrado almirante de los Mares de la India. En 1502 volvió a repetir el viaje, esta vez con una flota de veinte navíos, con el propósito de fundar factorías comerciales en la India. En este segundo periplo descubrió las islas Almirante, conquistó Quiloa, bombardeó Calicut como represalia por el asesinato de cuarenta comerciantes portugueses y destruyó una flota árabe-hindú. Además, firmó un nuevo tratado con el rey de Cochin y estableció factorías en las costas de Decán. Después de un tercer viaje, el rey Juan III le nombró gobernador, con el título de Virrey de las Indias, y conde de Videgueyra, justa recompensa para el hombre que había abierto un nuevo camino a Oriente que permitió abandonar la peligrosa ruta terrestre que años atrás descubriera Marco Polo.


Pedro Alvarez Cabral. Navegante portugués. Al mando de una importante expedición a las costas africanas, auspiciada por el rey Manuel el Grande, inició su viaje en el año 1500. Cuando alcanzó una latitud próxima al cabo de Buena Esperanza, desvió el rumbo de sus naves hacia el sudoeste y llegó a una nueva tierra que llamó Santa Cruz (Brasil, año 1500), de la que tomó posesión en nombre de Portugal. De allí volvió al cabo de Buena Esperanza y perdió varias naves a causa de un violento temporal. Pasó después a la India y Ceilán, y regresó a Lisboa en 1501. En su tierra natal fue recibido por el rey con una gran frialdad, debido probablemente a la pérdida de varios navíos. La desilusión y el abatimiento que le produjo esta falta de entusiasmo después de los sacrificios pasados le decidió a retirarse de la navegación, y permaneció en la sombra el resto de su vida.

LA EMPRESA DESCUBRIDORA ESPAÑOLA

Al finalizar el siglo XV, la situación de España era especialmente favorable para participar en las exploraciones. El reinado de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, significó unir las coronas de Castilla y Aragón y formar una unidad política de fuerte gravitación. Aquellos monarcas sometieron a los caballeros feudales, impusieron el orden y afianzaron el poder absoluto de la monarquía. Pudieron, además, concluir la lucha con los árabes e incorporar el reino de Granada(1492); con esto último se cumple uno de los objetivos más importantes del Absolutismo: Una sola autoridad, una sola cultura y una sola religión.
Unificada España, su poderío podía entrar a una etapa de expansión.

ALGUNOS IMPORTANTES NAVEGANTES AL SERVICIO DE LA CORONA ESPAÑOLA

Cristóbal Colón, (1451-1506). Este navegante genovés al servicio de los Reyes Católicos. Convencido de la posibilidad de llegar a las Indias a través del océano Atlántico, pues según sus cálculos, la redondez y las dimensiones de la Tierra permitiría un viaje mas corto y mas directo, intentó interesar a diversas Coronas europeas en sus proyectos, hasta que en 1492 los Reyes Católicos aceptaron definitivamente sus propuestas.
Una vez firmadas las Capitulaciones de Santa Fe, que otorgaban a Colón la gobernación y el virreinato de las tierras descubiertas, se iniciaron los preparativos. Con una nao y dos carabelas, y una tripulación reclutada por los hermanos Pinzón, salió de Palos de Moguer en el mes de agosto de 1492. Tras un difícil viaje, llegó a la isla de San Salvador el 12 de octubre de 1492. Colón creyó en un primer momento que había llegado a las Indias orientales. En ese primer viaje tocó asimismo en otros territorios (Cuba, que llamó Juana, La Española, etc.). En 1493 inició el retorno a España y fue recibido por los Reyes Católicos en Barcelona.
Se le concedieron los títulos de almirante, virrey y gobernador de las tierras descubiertas. El segundo viaje lo inició el 25 de septiembre del mismo año. Arribó a la Deseada el 3 de noviembre, tocó Guadalupe y descubrió Puerto Rico. En 1494 descubrió Jamaica, y en 1495 Trinidad, instalándose en La Española hasta su regreso a España el 11 de junio de 1496.
Confirmada su autoridad por los monarcas, emprendió su tercer viaje el 30 de mayo de 1498, arribando de nuevo a La Española, en donde encontró a la colonia en plena guerra civil a causa de la rebelión de Francisco Roldán. Ante la confusa situación, los Reyes Católicos decidieron enviar al comendador Bobadilla, quien mandó apresar a los hermanos Colón y los envió a España.
Rehabilitado por los reyes, partió de nuevo el 11 de mayo de 1502, tocando Honduras, Panamá y Jamaica, pero no pudo arribar a La Española, al serle prohibida la entrada por el gobernador Nicolás Ovando. En Jamaica quedó aislado durante un año, hasta que finalmente Ovando decidió rescatarlo. Regresó a España el 7 de noviembre de 1504.
Colón se dedicó entonces a reivindicar sus privilegios, ya que, si bien disfrutaba de beneficios económicos, no gozaba de las prerrogativas de almirante y gobernador de las nuevas tierras. El pleito con la Corona quedó en suspenso al producirse su muerte en Valladolid.

,Vasco Núñez de Balboa (1475-1519), navegante y conquistador español, descubridor del océano Pacífico. Realizó varios viajes a territorios del Caribe participando en su conquista, supo ganarse las simpatías de los colonos y además consiguió que el virrey Diego Colón, máxima autoridad en América, le nombrase lugarteniente suyo en el Darién. El rey, por su parte, le nombró el 23 de diciembre de 1511 capitán y gobernador interino del Darién(Panamá).
En sus campañas de conquista de nuevas tierras y de alianzas o sometimiento de los indios, Balboa tuvo noticias de la existencia hacia el sur de un gran mar y de tierras donde abundaba el oro, quizá se referían al Imperio inca del Perú. A raíz de tales noticias, Núñez de Balboa organizó una expedición con 190 españoles (entre los que se encontraba Francisco Pizarro) y 800 indios que atravesó por primera vez el istmo de Panamá. El 25 de septiembre de 1513 avistó el ansiado mar, al que llamó MAR DEL SUR debido a la dirección seguida por la expedición desde el punto de partida, pero que más tarde fue llamado Pacífico por la expedición de Magallanes (1520), a causa de los suaves vientos alisios que en él soplaban. Luego de tomar posesión del mar en nombre de España, Balboa y sus hombres regresaron a Darién (enero de 1514).
Vespucio Américo, (1454-1512), navegante y descubridor italiano al servicio de España, cuyo nombre sirvió para denominar el continente recién descubierto (América).
Nació en la ciudad italiana de Florencia en 1454, en una familia acomodada cercana al círculo de los Médicis, lo que le permitió entrar en contacto con importantes humanistas de la Florencia renacentista. Permaneció hasta 1491 al servicio de los Médicis.
En 1492 se trasladó a España para representar los intereses comerciales de esta familia en Sevilla, dedicado al comercio de oro y esclavos y proveedor de los aprestos de las naves en las travesías al Nuevo Mundo, decidió dedicarse a la navegación.
Entre 1499 y 1502 realizó varios viajes a América que relató en cinco cartas dirigidas a distintos destinatarios. Siguiendo la ruta de viaje de Cristóbal Colón, recorrió la costa norte de Sudamérica y llegó hasta el cabo de la Vela (Venezuela), llegó a Brasil y bordeando la costa en dirección sur arribó a la Patagonia, cerca del estrecho que poco después descubrió Fernando de Magallanes. Comprobó así que las tierras descubiertas no eran una prolongación de la península asiática, sino un nuevo continente. La noticia del descubrimiento de un nuevo continente se difundió con extraordinaria rapidez por las cortes europeas y en círculos eruditos. El cosmógrafo Martin Waldseemüller se refirió en su Cosmographiae introductio, —introducción para la versión latina de la Geografía de Tolomeo, preparada en esta abadía y publicada en 1507— a las noticias de Vespucio. Allí se decidió dar al nuevo continente el nombre de América en su honor.
En 1504 estaba de regreso en Sevilla y al año siguiente fue recibido por el rey Fernando el Católico en Toro (Zamora) que le concedió la ciudadanía castellana. En 1508 fue designado primer piloto mayor de la Casa de Contratación, cargo que compaginó con sus negocios indianos, invirtiendo su dinero en alguna de las flotas que partían al Nuevo Mundo.
Fernando de Magallanes, (c. 1480-1521), navegante portugués, con grandes conocimientos de náutica y cartografía, inició la expedición que dio la primera vuelta al mundo y descubrió el estrecho austral que lleva su nombre. Nació en las cercanías de Oporto hacia 1480, en el seno de una familia solariega. Educado en la corte portuguesa, donde aprendió geografía y náutica, en 1505 se embarcó en la expedición de Francisco de Almeida a la India y allí obtuvo informes acerca de las Molucas. De nuevo en Portugal, participó en la campaña del norte de África (1513), donde resultó herido.
Caído en desgracia en la corte de Manuel I el Afortunado de Portugal, Magallanes llegó a Sevilla en 1517 con el cosmógrafo Rui Faleiro. Convencido de que las Molucas estaban situadas dentro de la demarcación española que había fijado el Tratado de Tordesillas (1491), ofreció al rey de España Carlos I (V del Sacro Imperio) los proyectos para explorar oriente que el rey portugués había rechazado. Su propuesta era llegar a las islas de las especias por una ruta occidental de jurisdicción española, a través de un paso o estrecho por el sur de Sudamérica, evitando así entrar en los dominios portugueses. Aprobado el proyecto, se firmó una capitulación el 22 de marzo de 1518 en Valladolid, por la que se nombró a Magallanes capitán general de la Armada y gobernador de todas las tierras que encontrara.
El 10 de agosto de 1519 Magallanes partió de Sevilla hacia la Especiería con cinco naves: la Trinidad, nave capitana; la Concepción, con Juan Sebastián Elcano como maestre; la San Antonio, la Santiago y la Victoria, que fue la única que regresó a España, y unos 250 hombres, entre los que figuraba Antonio de Pigafetta, cronista del viaje. Durante más de un mes permanecieron en el puerto de Sanlúcar de Barrameda, y por fin el 20 de septiembre de 1519 Magallanes puso rumbo a Sudamérica. Tras aprovisionarse en el archipiélago de las islas Canarias, y luego de entrar en la bahía de Río de Janeiro y explorar el estuario del Plata, el 31 de marzo de 1520 llegaron a la bahía de San Julián, donde invernaron cerca de cinco meses. Aquí Magallanes hubo de sofocar un motín y perder dos naves: la Santiago en labores de exploración y la San Antonio que desertó.
Iniciada la navegación, el 21 de octubre entraron en el deseado estrecho, al que Magallanes llamó de Todos los Santos, y salieron al océano Pacífico el 28 de noviembre.
Ascendieron por la costa chilena hasta colocarse sobre los 32º de latitud S, desde donde viraron hacia el Oeste y penetraron en el Océano Pacífico. Durante tres meses navegaron sin provisiones frescas ni agua y con la tripulación padeciendo escorbuto, hasta que el 24 de enero de 1521 llegaron a las islas Marianas, que llamaron de los Ladrones, donde se aprovisionaron. Luego alcanzaron las islas Vizcaya (16 de marzo), en el centro del archipiélago de las islas Filipinas, que llamaron de San Lázaro. En la isla de Cebú, Magallanes estableció la primera alianza española, pero al morir durante un combate con los indígenas en la isla de Mactán, el 27 de abril, no pudo completar la hazaña de dar la primera vuelta al mundo. La expedición se dirigió a las Molucas y tras quedarse con una sola nave, la Victoria, al mando de Elcano, llegó a España el 6 de septiembre de 1522, con 18 supervivientes y cargada de especias.
FORMACIÓN DE LOS IMPERIOS COLONIALES: SURGIMIENTO DE LOS CONFLICTOS

La rivalidad entre Portugal y España en el Océano Atlántico se inició con los tempranos descubrimientos que los portugueses habían hecho en las costas occidentales de Africa.
Por una parte, los objetivos de estas acciones portuguesas eran dominar el comercio con el Oriente y eliminar los recursos económicos y la influencia religiosa de los Musulmanes. Esta mezcla de lucha religiosa y comercio dio gran prestigio a Portugal y le permitió obtener, en 1454, del Papa Nicolás V, la Bula Romanus Pontifex, por la cual se concedía a Portugal, el dominio exclusivo de la costa africana desde el Cabo Bojador hasta Guinea. Dos años después, en 1456, el Papa Calixto III, mediante la Bula Inter Caetera, confirmó la concesión anterior a la Orden de Cristo(Organización militar y religiosa portuguesa, cuya misión era defender la fe cristiana y combatir el Islam), todo poder, dominio y jurisdicción espirituales sobre la región reservada a Portugal.
Estas dos Bulas Papales tuvieron consecuencias fundamentales en las relaciones de Portugal con España: Los españoles que comerciaban en la Alta Guinea y en las islas Canarias, se vieron sometidos a fuertes presiones. Los portugueses hacían valer de sus derechos y en mas de una ocasión destruyeron las embarcaciones españolas. Así se llegó al Tratado de Alcazovar(1479), ratificado en Toledo(1480). Por este Tratado, los españoles reconocieron ampliamente para Portugal el monopolio de la pesca y el tráfico marítimo por la costa occidental; en cambio, los portugueses reconocieron la soberanía española en las islas Canarias.
En virtud de lo anterior, cuando Cristóbal Colon regresó a España, después de su primer viaje, los Reyes Católicos se apresuraron a solicitar ante el Papa Alejandro VI su mejor derecho a tener soberanía absoluta sobre las tierras recién descubiertas.
Alejandro VI entregó los títulos de reconocimiento a través de las Bulas Alejandrinas. La primera de ellas, Inter Caetera(1493), favoreció a los Reyes Católicos con todas las tierras que se descubrieron navegando hacia el oeste y que no pertenecieran de antemano a algún otro príncipe cristiano.
La segunda Inter Caetera, estableció una línea divisoria situada a cien leguas al Oeste de las islas Azores y de las islas Cabo Verde, a partir de la cual eran de España todas las tierras ubicadas al occidente de la línea.
Por último, por la Bula Dudum Siquidem, el Papa Alejandro VI amplió las concesiones hechas a los reyes españoles ya que les ofrecía ” Todas y cada una de las islas y tierras firmes descubiertas o por descubrir … navegando o marchando hacia Occidente y aún al mediodía, bien se hallen tanto en las regiones occidentales como en las orientales y existan en la India”.
La alusión en la Bula Dudum Siquidem a la India y las posibilidades que abría a los españoles, inquietaron al rey Juan II de Portugal y lo impulsaron a entrar en negociaciones con los Reyes Católicos. Estas negociaciones se concretaron en el Tratado de Tordesillas(1494), en el cual se dispuso que
la línea demarcatoria se ampliaba a 370 leguas al Oeste de las islas de Cabo Verde y que toda tierra descubierta o por descubrir al Oeste de la línea pertenecería a España y aquellas que se situaban al Este a Portugal.
Solucionado el diferendo entre Portugal y España, cada nación trató de obtener ventajas de su posición: Portugal asegurando sus territorios en las costas africanas dominando y ejerciendo control por medio de sus factorías de las rutas marítimas al Oriente y los españoles se aventuraron en nuevos descubrimientos de tierras pues tenían asegurada la soberanía en ellas, fue así cuando Magallanes abrió la posibilidad para que los navíos españoles cruzaran el Océano Pacífico para llegar a las Indias Orientales, los portugueses se inquietaron lo que promueve, nuevamente, las negociaciones. Estas se llevaron a cabo en el año de 1529 , cuando el rey de España Carlos V, renunció a todo los derechos, acción o dominio, propiedad y posesión de las islas Molucas(situadas al sur este de Asia) a cambio de una indemnización de 350.000 ducados de oro. También se estableció una nueva línea de demarcación que pasaba 298 leguas al Oriente de las Molucas que delimitaba los territorios de los españoles y portugueses en el hemisferio oriental.

jueves, 7 de junio de 2012

la Conquista de América y Chile

LOS HOMBRES DE LA CONQUISTA AMERICANA.

Los conquistadores que llegaron a América venían de los más variados estratos sociales.
Entre ellos se podía encontrar desde los nobles con título hasta los grupos populares como plebeyos y villanos.
El grupo de los hidalgos (baja nobleza española) también tuvo una participación importante en la conquista de América, aunque en el caso de Chile sólo alcanzó alrededor de un 20% del contingente de los primeros años.
En cuanto a los nobles con título es posible afirmar que sólo participaron con raras excepciones y en cargos administrativos importantes.
El caso más conocido en Chile corresponde al de García Hurtado de Mendoza, que actuó como gobernador desde 1557 a 1561.
Con todo, el grupo de plebeyos y villanos constituyó el estamento mayoritario dentro de la empresa de conquista.
Se trataba de sujetos que no gozaban de una buena situación en España y esperaban lograr en la conquista de América una posibilidad de ascenso social y económico.
También participaron dentro de la conquista sacerdotes y juristas. Los sacerdotes que así lo hicieron no fueron muy numerosos, pero ejercieron un gran poder en razón de su carácter e investidura.
Los sacerdotes, además de cumplir con tareas propias del culto, desempeñaron cargos administrativos.
Aunque parezca curioso, también participaron en actividades comerciales y, además, en algunas ocasiones empuñaron las armas contra los indígenas.

PROCEDENCIA DE LOS CONQUISTADORES.

Los conquistadores españoles provenían mayoritariamente de las regiones del centro y sur de la Penínsular Ibérica, y en menor cantidad del norte y del este.
De este modo, predominaban en las huestes españolas los andaluces y castellanos. El predominio de los andaluces se debe a diversas razones, especialmente a su posición geográfica y a la presencia de los puertos de embarque.
Por otro lado, la crisis económica por la que atravesaban esas regiones impulsó a muchos de sus habitantes a elegir el camino de la emigración hacia nuevas tierras, aunque se tratase de una aventura.

ORGANIZACION DE LA CONQUISTA.

Las empresas de conquista se organizaron de acuerdo a las circunstancias de cada lugar.
Es así que no todos los grupos tuvieron las mismas características de constitución y financiamiento, así como también se diferenciaron de acuerdo a los objetivos que perseguían.
Hubo empresas que tuvieron por fin incorporar nuevos territorios. Estas son las más conocidas.
En ellas fue común que el capital lo aportase el jefe de la expedición, pero lo corriente era que este se asociase con otros individuos.
Las ganancias se repartían de acuerdo a los aportes de cada uno de manera proporcional.
También podía adoptarse el sistema en que el capitán sólo dirigía la expedición y otros socios proporcionaban el capital.
La conquista de Chile se financió de las dos maneras. El establecimiento definitivo se realizó con aportes de la Corona, a través del Virreinato del Perú.
De acuerdo a sus objetivos, las expediciones se pueden clasificar en:
a) EMPRESAS DE RESCATE: la intención era intercambiar con los indígenas chucherías por oro u otros objetos preciosos.
b) EMPRESAS DE INDIOS O CABALGADAS: el objetivo era apresar indios para venderlos como esclavos (eran necesarios como mano de obra, para el trabajo de las minas o para las actividades agrícolas).
c) EMPRESAS DE CONQUISTA: se trataba de acciones encaminadas a conquistar definitivamente un territorio, en nombre de la Corona.

EL CAPITAN Y SU HUESTE.
La conquista de América no fue realizada por un ejército profesional, sino más bien por grupos de particulares que se organizaron en forma independiente y recibieron de la Corona española el consentimiento para incorporar las nuevas tierras al dominio del rey de España.
La conquista, entonces, fue una empresa particular y más bien privada, en que el Estado intervino indirectamente.
El jefe conquistador era un particular que, en forma directa o indirecta, había recibido de la Corona autoridad y poder.
Por un lado, debía realizar la empresa por sí mismo (financiarla y organizarla). Sin embargo, su libertad no era total: debía ceñirse a las garantías que se le habían otorgado y a las instrucciones generales de la conquista. Comúnmente sus deberes y derechos quedaban establecidos en las CAPITULACIONES.
Dentro de este marco, el jefe conquistador tenía aún características señoriales: por ejemplo, la condición vitalicia y hereditaria del cargo, el derecho a levantar fortalezas y la realización de la empresa a sus propias expensas. Sin embargo, la monarquía retenía la soberanía y regulaba el proceso.
En las relaciones entre el capitán y su hueste pesaba, especialmente, la autoridad que éste gozaba, la que dependía de su prestigio y de sus títulos.
La palabra CAPITAN designaba en general a cualquier jefe de un destacamento más o menos numeroso, y en la práctica era el único tipo de oficial, a excepción del MAESTRE DE CAMPO, elegido por el jefe conquistador entre los soldados. Era el segundo al mando de la hueste.
No todos los territorios fueron conquistados por medio de capitulaciones, sino que muchos fueron conquistados por capitanes que habían adquirido poder en América y realizaron sus conquistas con autorización de otros jefes conquistadores, que ya habían sometido un territorio.
Un ejemplo de aquello es el caso de Pedro de Valdivia en Chile, que viene a nuestro territorio en calidad de Teniente Gobernador de Francisco Pizarro, conquistador del Perú.
Ante la inexistencia de un “sueldo”, los soldados esperaban conseguir beneficios en la empresa. Estos beneficios los otorgaba el capitán a sus oficiales y compañeros, de acuerdo a los méritos de cada uno.
El premio urbano era un “solar”, es decir, un cuarto de manzana donde debía construirse la vivienda del beneficiado. También se entregaban posesiones rurales para producir alimentos o criar ganado. Además, eran entregadas concesiones de minas de plata y oro. La necesidad de mano de obra, para explotar las tierras o las minas, hizo necesario recurrir a la fuerza de trabajo indígena. Así, otro de los premios concedidos fue la ENCOMIENDA DE INDIOS, a través de la cual se proveía de trabajadores indígenas al español conquistador que se hubiese destacado en el servicio a la Corona.

LAS MOTIVACIONES DEL CONQUISTADOR.

LUCHA POR LA RIQUEZA: el deseo de alcanzar una riqueza abundante e inmediata parece estar presente en todas las empresas de la conquista americana.
Es significativo que la conquista se consolidase más rápidamente en las regiones más ricas de México y Perú, en donde se formaron grandes centros de actividad económica, administración de gobierno y vida social del nuevo continente.
En cambio, la conquista fue más lenta en lugares pobres como nuestro país y faltó, casi por completo, en sectores poco atractivos económicamente tales como la Patagonia, Florida, Texas y otros.
El afán de riquezas quedó expuesto en las crónicas de Bartolomé de Las Casas y Fernández de Oviedo, que criticaron profundamente este desmesurado interés de los conquistadores.
ASPIRACIONES SEÑORIALES: fuesen hidalgos o villanos, los conquistadores soñaban con la vida señorial representada por las buenas rentas, el trabajo de los indios, la posesión de tierras, etc.
EL SERVICIO A DIOS Y AL REY: desde un primer momento la tarea evangelizadora preocupó a la corona española, pero la aplicación de esta tarea fue defectuosa. Se da una ambivalencia entre los principios de la religión y las aspiraciones materiales. El deseo de conseguir oro no fue contradictorio a la idea de evangelizar.
De esta manera, la conquista de un territorio significó también la evangelización de sus habitantes. Los españoles creían desempeñar una misión divina en su lucha contra los infieles.
Por otra parte, el servicio al Rey convenía a los conquistadores, pues la monarquía era dispensadora de todos los beneficios, tales como encomiendas, cargos públicos y otras regalías.
INDIVIDUALISMO Y GLORIA PERSONAL: la mentalidad de muchos de los conquistadores refleja un espíritu renacentista representado en el individualismo y el afán de éxito. En el caso particular de la conquista de Chile, esto se ve manifestado en las palabras de Valdivia al rey Carlos V, en que le expresa que su presencia en nuestro territorio se debe, en parte, a que desea “ dejar fama de sí”.

LA CONQUISTA Y LOS FOCOS DE EXPANSION.

La conquista de América fue una tarea de gran magnitud, que tardó años en concretarse. Ello porque se trataba de un continente desconocido y mucho más grande que el propio continente europeo.
De este modo, la conquista de América fue un proceso lento, que se realizó desde focos expansivos (frecuentemente ciudades recién fundadas) y se extendió gracias a los conocimientos geográficos que se fueron acumulando, a las informaciones dadas por los propios indígenas y, en gran medida, debido a las ansias de riquezas de los conquistadores.
El asentamiento inicial estuvo constituido en Las Antillas, territorio al cual había arribado Colón en su primer viaje.
En esta etapa, la fundación de ciudades jugó un papel trascendental. En ellas se fueron concentrando los españoles y se hicieron los ensayos generales para la ocupación del nuevo continente. Se ensayaron sistemas económicos, métodos de labranza y producción e incluso las funciones administrativas.
Desde las ciudades recién fundadas se fueron proyectando más adelante nuevas incursiones, que dieron por resultado el conocimiento paulatino de todo el continente.
Desde La Española se hicieron los primeros reconocimientos a las zonas vecinas tales como Cuba, Puerto Rico y Jamaica. Una vez conquistada Cuba, ésta se convirtió en una de las puertas de entrada al continente y en el lugar desde el cual zarparían una serie de expediciones que tendrían como resultado la ocupación de tierra firme.
Entre las últimas, se deben mencionar por su importancia las de Diego de Nicuesa y Alonso de Ojeda, que dieron por resultado el reconocimiento del istmo de Panamá, fundando la ciudad de Nuestra Señora de la Antigua del Darién, que se convertiría en otro de los focos expansivos.
Desde Cuba salió en 1519 la expedición de Hernán Cortés, que dio por resultado el descubrimiento y conquista del extraordinario Imperio Azteca.
El establecimiento de los españoles en Panamá permitió organizar desde allí otras expediciones. Una de ellas dio como fruto el descubrimiento y conquista del Perú. Esta importante empresa estuvo dirigida por Francisco Pizarro, quien había pasado a América en 1509. Lo acompañaron en su travesía, como socios, el cura Hernando de Luque y otro personaje relevante para la historia de Chile: Diego de Almagro.
Entre los años 1524 y 1525 se inicio una expedición terrestre, apoyada por embarcaciones que navegaban siguiendo la línea de costa. Tras difíciles experiencias, por el ataque de los indios, enfermedades y deserciones de los soldados, lograron percibir la magnitud de su hallazgo: el Imperio Inca.
De regreso a Panamá, Pizarro decidió partir a España con el fin de solicitar mejores condiciones para la conquista de las nuevas tierras. En 1531 se organizó la expedición definitiva, la que se apoderó primero de Tumbes y luego, en un movimiento rápido, de la zona de Cajamarca, en donde apresaron al soberano inca: Atahualpa (1532).
Se formó así una nueva avanzada en el corazón de América del Sur, desde la cual la conquista siguió su curso. En 1535 se fundó Lima y más tarde Arequipa, ciudades que, junto con el Cuzco, nutrieron las huestes de conquistadores que siguieron desplazándose por territorios aún desconocidos.

EXPEDICION DE DIEGO DE ALMAGRO.

La conquista de Chile fue consecuencia directa del asentamiento de los españoles en el Perú, convertido en un dinámico centro de expansión.
Problemas suscitados entre Francisco Pizarro, conquistador del Imperio Inca, y Diego de Almagro, su socio, impulsaron a éste a la conquista del sur, acompañado de los menos beneficiados en la conquista peruana.
Cerca de diez mil hombres, con mayoría de indios auxiliares, unos cuatrocientos españoles y un centenar de negros formaron la expedición que partió del Cuzco en julio de 1535. El camino seguido fue el del altiplano, la Cordillera de Los Andes y el descenso al valle de Copiapó a través del paso de San Francisco. Fue una travesía larga y penosa, que cobró muchas vidas y produjo grandes pérdidas materiales.
Finalmente, los que sobrevivieron establecieron su centro de operaciones en el Valle del Aconcagua. Desde aquel punto, diversas expediciones salieron a recorrer el territorio. Una de ellas, en las cercanías del río Itata, se enfrentó por primera vez con los araucanos en el combate de Reinohuelén.
Prontamente, la carencia de oro en las magnitudes deseadas y la presencia de población indígena belicosa y difícil de someter, se convirtieron en las causas principales y más inmediatas de la desilusión de estos españoles.

Así se determinó el retorno al Perú, a través del desierto costero. En los primeros meses de 1537 la hueste llegaba a las cercanías de la ciudad de Cuzco.
La oposición entre los bandos de Pizarro y de Almagro se acentuó con su regreso. Luego de la batalla de Las Salinas (abril de 1538), el fracasado conquistador de Chile fue ejecutado por sus enemigos.

EXPEDICION DE PEDRO DE VALDIVIA Y CONQUISTA DE CHILE

Tras la derrota de los almagristas y el triste recuerdo dejado por su incursión al sur del Imperio Incaico, resultó sorprendente la petición hecha por Pedro de Valdivia en orden a ser autorizado para conquistar el territorio de Chile.
Valdivia era un militar prestigioso que ostentaba el grado de Maestre de Campo. En Perú había alcanzado una buena posición económica y sus méritos le valían el respeto de sus superiores. En él se conjugaba el cúmulo de motivaciones que caracterizaban, de una u otra forma, al conquistador español. Valdivia deseaba, por sobre todo, cubrirse de fama y gloria. Tal fue uno de los principales motivos que guiaron su empresa.
En algunos meses, obtuvo el financiamiento necesario y organizó una pequeña expedición, compuesta sólo de diez hombres y una mujer, Inés de Suárez.
La ruta seguida por Pedro de Valdivia fue la del desierto de Atacama, hasta llegar al valle del Mapocho. Las bondades de la tierra y el clima, unida a la abundancia de población indígena, le instaron a quedarse.
Así, el 12 de febrero de 1541 dispuso la fundación de Santiago. La ciudad fue trazada teniendo como centro la Plaza de Armas, circundada por los solares que albergaban a la población española.
Menos de un mes más tarde se constituyó un cabildo, antiguo organismo español encargado de la administración de justicia y de cumplir funciones edilicias. Dicho cabildo se encargó de nombrar gobernador de Chile al propio Valdivia.

Prontamente la ciudad se diseñó como núcleo de defensa, administrativo y eclesiástico. Aparte del sector urbano, Santiago comprendía las enormes extensiones de tierras aledañas. Sus conquistadores, por tanto, podían recibir variadas recompensas: un solar, una chacra, una estancia o una hacienda. El reparto de tierra recibió el nombre de Merced de tierras. Se otorgaba en razón de los méritos y servicios del agraciado y era un beneficio perpetuo.

Sin embargo, en septiembre de 1541 un sorpresivo ataque de indígenas comandado por Michimalonco dejó en ruinas la incipiente ciudad. Sólo la ayuda enviada por el Perú hizo posible salvar la situación y continuar el proceso de conquista: en 1544 se fundó la ciudad de La Serena; en 1550, Concepción; en 1541, La Imperial; Valdivia y Villarrica en 1552; Angol, en 1553. Otra forma de avances la constituyó la fundación de fuertes, como el de Copiapó (1545), Arauco y Purén (1553), en los territorios más conflictivos.